miércoles, 18 de noviembre de 2009

Los límites de la tecnología son los límites de su interfaz

Intro
Existe cierta definición de la filosofía pragmática, atribuida creo que a Pierce, que sostiene que el sentido de un objeto es la colección de sus efectos prácticos concebibles. Con el mismo motor decimos que el límite de una tecnología es el límite de su interfaz, es decir, la superficie de contacto.

Aceptar, aun en términos de grado, la veracidad de esta hipótesis aporta una herramienta conceptual interesante para intentar abordar cuestiones que tienen que ver con los grados de alienación y libertad que el desarrollo tecnológico permite.

Esto no quiere decir que una línea de desarrollo tecnológico sea omnipotente. Lo que si estamos diciendo es que dentro de las posibilidades de una línea de desarrollo tecnológico, el desarrollo de la interfaz siempre queda por debajo de las posibilidades reales que actualmente ofrece el desarrollo tecnológico. Y aún más, que el diseño de interfaces suele estar condicionado a intereses que bajo ningún punto de vista se relacionan directamente con el grado de desarrollo técnico disponible.

El diseño de una interfaz, como el diseño de un texto, construye un lector y a menudo, simplifica y sacrifica las posibilidades de texto e interfaz en un altar muy similar al de la división del trabajo. Tareas sencillas, repetitivas, con un output de calidad estable.

Desde la creación de las primeras computadoras, el diseño de interfaces ha ido cobrando relevancia conforme nuestra interacción es cada día más permanente, a tal punto, que si las computadoras tuvieran algún tipo de voluntad vital podríamos hablar de una relación simbiótica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario